lunes, 6 de julio de 2015

Samba o los “invisibles” en el cine





En medio de estos rigores infernales del verano, hoy la entrada del blog no trata de leyes, reglamentos o sentencias sino del lado más humano de las migraciones. Quería hablar de “Samba”, una deliciosa película de los realizadores franceses Olivier Nakache y Eric Toledano, que ya dirigieron anteriormente la fenomenal “Intocable”. Debo reconocer que a mí me enganchó desde el “travelling” inicial en el que la cámara recorre una lujosa celebración en un hotel desde las salas de fiesta y de baile, en lo más alto de la pirámide social, pasando por los trabajadores y ciudadanos medios hasta lo más bajo de la escala, cocinas adentro, en el “submundo” de los trabajadores irregulares migrantes. Allí es donde encontramos a Samba Cissé, interpretado por el actor francés Omar Sy en el papel de un joven senegalés alto, fornido y bien parecido que lleva viviendo desde hace más de 10 años en situación de irregularidad en Francia, acogido gracias a la hospitalidad de su tío que tiene ya toda su documentación en regla.




Samba sueña con conseguir algún día los papeles pero la mala fortuna le tiene reservado un destino más macabro; es detenido en una redada a la salida del trabajo y llevado a un centro de internamiento. Allí conoce a Alice (Charlotte Gainsbourgh) ejecutiva en una empresa que atraviesa una crisis sentimental y laboral hasta el punto de abandonar momentáneamente su empleo para ser voluntaria en una ong que se encarga de asistir a los migrantes sin papeles. A partir de este encuentro casual, se desarrollan todos los acontecimientos de la trama principal. No voy a desvelar más detalles del argumento ya que recomiendo con insistencia verla, pero me interesa destacar aquí como la película refleja fielmente el laberinto en el que se encuentran los inmigrantes irregulares en Europa.



Ya resulta paradógico de por sí la salida de Samba del centro de internamiento por orden judicial pero manteniendo una orden de expulsión en vigor. “¿Entonces tengo una orden de expulsión y soy libre?” Exclama Samba con perplejidad. Nada ajeno a este mundo de contradicciones de las leyes migratorias. En otro momento de la película Samba no entiende por qué les llaman “Sin papeles” porque ciertamente “Los sin papeles tienen muchos papeles”. Con su recién estrenada “libertad-expulsión” Samba deberá cambiar de estrategia y siguiendo el consejo de su tío, vestirá un traje elegante lo que le hace sentirse objeto de todas las miradas por la calle. Pero Samba tiene que buscarse la vida y al no tener documentos, siempre tendrá que hacerlo al filo de la clandestinidad y la marginalidad. De hecho, en dos momentos de la película tiene que salir huyendo del lugar donde trabaja para no ser nuevamente detenido por la policía. Samba tiene un amigo argelino que tiene que ocultar su verdadera nacionalidad y decir que es portugués para evitar sufrir discriminación. En otra ocasión, tiene que pelearse con otro grupo de inmigrantes para ser elegido y subir a una furgoneta que le lleve a trabajar a destajo por un sueldo miserable. Todo sacrificio es poco con tal de conseguir el ansiado sueño. Todas estas realidades no son ajenas a la vida del migrante.



La película mantiene en todo momento un tono optimista y positivo que en cierta manera dulcifica la dramática realidad de los migrantes en Europa. Migrantes invisibles, clandestinos, ocultos, sombras en nuestras ciudades europeas a los que se les da voz gracias a esta gran película.



                                          Trailer de Samba en español

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