El pasado 16 de mayo tuvo lugar la Conferencia
"Cobertura y Evolución del Conflicto en Siria" en la Casa Árabe de Madrid.
El acto fue a cargo de Natalia Sancha y Jesús A. Núñez Villaverde, como buenos
conocedores del conflicto desde sus primeros momentos. Natalia Sancha es
colaboradora de El País para Siria y Líbano y reside en Beirut
desde 2008. Desde 2011 ha cubierto las protestas populares en Oriente Medio y
los conflictos en países como Egipto, Yemen, Iraq o Líbano, y en particular la
guerra en Siria. Jesús A. Núñez
Villaverde es codirector
del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
Especialista en temas de seguridad, construcción de la paz y prevención de
conflictos, con especial atención al mundo árabo-musulmán, colabora
frecuentemente en diferentes medios de comunicación. Es profesor de la
Universidad Pontificia Comillas y miembro del International Institute for
Strategic Studies (IISS). Consultor del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) en el ámbito de la construcción de la paz y la prevención de
conflictos violentos.
Decía Robert Fisk, veterano corresponsal del diario The Independent que la guerra en Siria es "el conflicto peor reportado en el mundo" y su colega Patrick Cockburn se manifestaba en la misma línea, indicando que "los medios de comunicación occidentales se han permitido convertirse en un conducto para la propaganda de un lado en este conflicto salvaje".
"Siria es el conflicto peor reportado en el mundo" Robert Fisk
Intervención
de Natalia Sancha
¿Cómo
se ha presentado el conflicto desde los medios de comunicación? De sobra es
conocido que el conflicto sirio se originó en marzo de 2011 con unas
manifestaciones populares pacíficas demandando mejoras sociales. En el mes de
junio, los rebeldes ya se habían armado. La cobertura de prensa se dividió
entre las zonas rebelde y la gubernamental. La mayoría de los periodistas entraban
por El Líbano. La propia conferenciante entraba con visado en la zona
gubernamental.
Posteriormente,
la zona rebelde se radicaliza. El punto de inflexión lo marca la decapitación
del periodista James Foley en verano de 2014. Se produce un vuelco total en la
cobertura de prensa: muchos periodistas se marchan y la mayor parte de las
fuentes se alimentan de activistas-periodistas sobre el terreno que en todo
caso no son neutrales. La mayor parte de ellos son jóvenes sin formación
periodística alguna. Con el tiempo, se les suministra formación y equipos
adecuados para transmitir esa información parcial.
La cobertura informativa se ha caracterizado por la humanización de un bando, el rebelde, y la deshumanización del otro, el gubernamental. Hay que reconocer que ambos bandos cometen graves abusos pero no se monitorizan de igual manera los cometidos por el bando rebelde, como los cometidos por el gubernamental. Por ejemplo, sucedió con el cerco de Madaya, del que se ofreció una amplia cobertura informativa. En el otro bando, se han producido cercos de larga duración como los de Fuah y Kafrayah.
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Vídeo de propaganda yihadista de la ejecución del periodista James Foley |
Otro problema es el de las fuentes. Prácticamente todos los medios citan
exclusivamente al Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres y
afín a la disidencia siria o a los "White Helmets" (Cascos Blancos),
fundados por un ex militar británico y entrenados en Turquía. Aun pudiendo
resultar encomiable su labor humanitaria, trabajan exclusivamente en zonas
rebeldes. Resulta muy ejemplificador su actuación en el reciente ataque de Khan
Sheikun, en la que prácticamente todos los medios suscribieron su versión de
los hechos sin ni siquiera contrastarla.
En
el actual conflicto sirio se producen de manera paralela 3 guerras: una local
que fue la que marcó el inicio, otra regional, en la que se enfrentan cara a
cara las potencias regionales del Golfo (Arabia Saudí e Irán, principalmente)
y, por último, una internacional en la que se enfrentan países como Estados
Unidos o Rusia fundamentalmente. La guerra mediática la pierde claramente el
bando gubernamental. De hecho, el sufrimiento en esta área es prácticamente
desconocido para el gran público.
Implicaciones para
Líbano
Ya
desde el inicio del conflicto en Siria, en Beirut se produjeron manifestaciones
a favor y en contra Asad. La policía tuvo que intervenir. Un hito fundamental
lo marca la toma de la localidad de Quseir, en el valle de la Bekaa, por parte
de la milicia de Hezbollah y el ejército sirio en Junio de 2013. Al tomar esta
localidad fronteriza, se desactivaba el riesgo de contagio del conflicto al
Líbano.
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Mapa
de batalla de Al-Qusayr. Fuente: Understanding the War.
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En
las inmediaciones, se encuentra la población de Arsal, que es un reducto de
mayoría suní en medio del valle que es de mayoría religiosa chií. Desde el
primer momento de la guerra, milicianos libaneses suníes han atravesado la
frontera para combatir en Siria. Arsal llegó a albergar hasta 100.000
refugiados. La milicia libanesa de Hezbollah ha sellado la frontera
posteriormente. Existen 3 focos suníes en el complicado mapa confesional de
Líbano: Trípoli al norte, Saida en el sur y Arsal en el este. Se pueden ver en
un mapa más abajo. Se producen focos de tensión y enfrentamiento armados como
por ejemplo, en el campo de refugiados palestinos de Ain al-Hiwen.
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El
movimiento suní libanés quedó huérfano después del asesinato de Hariri en el
año 2015. El jeque Ahmed al Asir ha tratado de llenar ese vació. Muchos
milicianos suníes de Líbano se han unido al Estado Islámico no por convicción,
sino por hartazgo y por un sentimiento de discriminación por parte de otros
grupos mejor posicionados en Líbano. Se han producido revueltas en los tres
focos suníes anteriormente mencionados. Se han producido igualmente atentados
terroristas en barrios chiíes. Actualmente, en Líbano trabajan de manera
conjunta chíies y cristianos, a pesar de anteriores reticencias, por el interés
común de sellar la frontera al radicalismo.
En conclusión, Líbano acoge una población refugiada de 1,5 millones que
supone un 25% de la población, además de aproximadamente 500.000 palestinos
procedentes del conflicto palestino. En el conflicto sirio hay 3 categoría de
refugiados. A Europa sólo son capaces de llegar los más pudientes, previo pago
de una cantidad que asciende a 6000 euros aproximadamente. Después, está la
categoría de los desplazados que sólo pueden permitirse salir del área de
conflicto. Por último, están los que ni siquiera pueden salir de las zonas de
combate por falta de medios.
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Celebrations in the Ain el-Hilweh camp by
Geneva. Fuente: Flickr. |
Intervención
de Jesús A. Núñez
Comienza
presentando el reciente acuerdo de Astana de "zonas seguras" en
Siria. En realidad, no busca un cese de actividades militares, se trata de un
gesto de carácter político. Rusia busca en definitiva obtener el liderazgo en
las conversaciones y reducir el coste de la intervención militar. El acuerdo indica
que en el plazo de 6 meses deberían cesar las hostilidades y debería prestarse
ayuda humanitaria dentro de las zonas con normalidad. Hay un gran problema,
dentro de esas áreas operan grupos afiliados a Al Qaeda o Estado Islámico, que
colaboran con otros grupos y a los primeros se les va a seguir combatiendo.
Otro problema es quién verifica el cumplimiento de estos acuerdos porque no se
contempla ningún actor externo.
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Mapa del este de Ghoutta (Damasco) y grupos rebeldes.
Fuente: Twitter @A7_Mirza
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A
Rusia le interesa implicar a Estados Unidos en estos acuerdos de Astana. La
otra ronde de conversaciones que se están celebrando en Ginebra no están siendo
efectivas. El gobierno sirio ya controla de facto la "Siria útil". En
las próximas etapas seremos testigos de la caída del pseudo-califato del Estado
Islámico en Siria e Iraq. También vaticina la recuperación de Deir Ezzor por
parte del gobierno de Damasco. El tiempo corre claramente en favor de Asad.
Respecto a la vertiente internacional del conflicto, Irán se "juega la
vida" en esta guerra para mantener un arco chií afín hasta el
mediterráneo. Las grandes potencias piensan en global y supeditan su calculada intervención
al resultado de otros conflictos como el de Ucrania. Para estas potencias Siria
no es más que un instrumento y nadie se la va a jugar por este país.
El
régimen de Asad ni ha colapsado ni lo va a hacer. Fue un error de cálculo
pensar que estaba sólo y aislado. Incluso dentro de Siria, muchos colectivos y
grupos lo ven como un muro de contención
contra el extremismo suní. Cada
potencia exterior apoya a su grupo afín y por esa razón, hasta el momento no se
ha podido encontrar un interlocutor válido en las conversaciones. Muchas
víctimas civiles prefieren vivir en el sector gubernamental porque en ésta área
rige un monopolio de la violencia, aunque sea injusto, mientras que en la zona
rebelde se produce una gran fragmentación de grupos de diferentes tendencias.
Artículo
elaborado por Alfredo Campos García, a partir de las notas tomadas en la
Conferencia "Cobertura y Evolución del Conflicto en Siria" celebrada
el pasado 16 de mayo en la Casa Árabe de Madrid.