Créditos foto: Cali, Alfredo Campos García |
Si en la anterior entrada me ocupaba de la situación de seguridad en el suroccidente de Colombia, en esta me quería centrar en una panorámica general de la situación actual en esta área geográfica del país así como las perspectivas que se abren en el marco del llamado postconflicto.
Sin duda, los recientes acuerdos de paz firmados
entre el actual gobierno colombiano y la principal guerrilla que opera en el
país, las Farc, ha abierto un nuevo capítulo en la historia de esta nación
andina, renaciendo las esperanzas de un futuro en paz. Centrándome más en la
cuestión que me ocupa en esta entrada, a nivel local el Valle del Cauca
presenta una situación muy compleja que viene determinada tanto por su
geografía como por el carácter de corredor estratégico que tiene.
Siguiendo a OCHA y a sus diferentes evaluaciones de necesidades en Buenaventura (Distrito del Valle del Cauca), la situación humanitaria sigue latente, a su vez la coyuntura de paz ha supuesto un viraje entre el planteamiento del trabajo entre los Equipos locales de coordinación-ELC llamados anteriormente Equipos humanitarios.
Siguiendo a OCHA y a sus diferentes evaluaciones de necesidades en Buenaventura (Distrito del Valle del Cauca), la situación humanitaria sigue latente, a su vez la coyuntura de paz ha supuesto un viraje entre el planteamiento del trabajo entre los Equipos locales de coordinación-ELC llamados anteriormente Equipos humanitarios.
Créditos foto: Valle del Cauca, Alfredo Campos García |
Lo cierto es que, consultando diversas fuentes
periodísticas y otras especializadas, la situación de conflictividad es especialmente
complicada en la zona de Buenaventura (Valle del Cauca) y áreas limítrofes del
departamento del Valle del Cauca con el del Chocó; río San Juan. En el portal humanitarianresponse.info se pone como
ejemplo un desplazamiento masivo que se produjo en diciembre de 2015 de
miembros de la etnia Wounaan desde la
comunidad de Taparalito hacia Buenaventura por amenazas del Ejército de
Liberación Nacional (ELN). Y es que la retirada de unos de los principales
contendientes en el conflicto colombiano abre otros riesgos y amenazas siendo
la principal que esos espacios y vacíos sean ocupados por otros grupos armados.
Ya indicaba anteriormente el carácter estratégico de toda la región y esto se
traduce en el gran interés que suscita en los diferentes grupos en conflicto, así
otros grupos armados como el ELN podría estar intentando ocupar el terreno
abandonado por las FARC para extender su ámbito de influencia. Los
enfrentamientos armados entre las fuerzas gubernamentales y el ELN están
ocasionando graves violaciones de los derechos humanos al mismo tiempo que
provoca el desplazamiento masivo de poblaciones y comunidades enteras. Y qué
decir de las bandas criminales (denominadas BACRIM) o de las bandas
paramilitares reconvertidas en grupos más pequeños heredando los negocios
ilícitos que tradicionalmente venían desarrollando, de las cuales el máximo
exponente es el "Clan Úsuga" aunque existen otras como "La
Empresa" en Buenaventura o las "Águilas Negras".
Por lo que respecta a la situación en el
departamento del Cauca, el conflicto ha bajado mucho en intensidad. Conviene
tener en cuenta que se trata de un departamento en el que la población es de
origen rural en un 70% y produce más de 300.000 desplazados. En los últimos
tiempos sólo se ha producido un desplazamiento masivo reseñable en la localidad
de López de Micay. Este desplazamiento se produjo debido a los operativos
desplegados por la Fuerza Pública para perseguir los cultivos de uso ilícito y
la minería ilegal en la zona.
El repliegue de las FARC por los acuerdos de paz
y posterior acomodo del ELN en este departamento y especialmente en el sur, es
un ejemplo del fenómeno que describía anteriormente de ocupación del "vacío de poder" por otros grupos. Esto trae algunas repercusiones negativas para
la población ya que en los territorios que ocupaba la mencionada guerrilla,
ésta ejercía cierta autoridad, aunque fuese discutible, y por ejemplo, avisaba
a la población civil de dónde se encontraban las minas, etc. Con su retirada,
esta peculiar labor de "tutela" a la población deja de producirse.
Los impactos en la realidad social de este departamento
son enormes:
- Violencia como consecuencia del conflicto. Aunque ha mermado mucho en los últimos tiempos.
- Ataques a la Fuerza Pública.
- Contaminación por armas: minas y artefactos explosivos.
- Violencia hacia las mujeres.
- Desplazamientos masivos (han descendido).
- Asesinatos y amenazas (han aumentado, sobre todo en el norte del Cauca).
- Restricciones a la movilidad y confinamiento.
Los municipios más afectados son los siguientes:
Guapí, Santander de Quilichao, El Tambo, Corinto…
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