martes, 15 de marzo de 2016

Lecciones que la Unión Europea puede aprender de la Antigua Roma

Fuente: Wikipedia 

El Imperio Romano vivió desde el siglo III una época de profunda crisis interna que la sumió en un período de caos y guerras civiles. Tanto es así que los pueblos germanos, como consecuencia de su demografía expansiva, aprovecharon para hostigar constantemente el perímetro fronterizo. Roma reaccionó construyendo todo un sistema de fortificaciones de carácter defensivo, muros y vallas llamado “limes” para tratar de impedir las incursiones de estos llamados pueblos bárbaros. Al mismo tiempo, ante lo insostenible de la situación, Roma llegaba a acuerdos con estos pueblos otorgándoles el permiso de ingreso bajo la condición de que actuaran como colonos y trabajasen las tierras, al mismo tiempo que adquirían el compromiso de vigilar las fronteras. No obstante, la decadencia del poder imperial era tal que ya se había iniciado un proceso irreversible que terminaría con la caída total de este imperio.

Fuente: Wikipedia


¿Les suena de algo esta situación hoy en día? A mí se me ocurren algunos paralelismos. Europa no para de pregonar a los cuatro vientos las bondades del reciente acuerdo firmado con Turquía por el que, según las autoridades europeas, se va a dar solución a la actual crisis de refugiados Dicho acuerdo se basa en los siguientes principios:

-       La devolución de todos los nuevos migrantes irregulares llegados a las islas griegas desde Turquía;

-       La ejecución acelerada de la hoja de ruta para la liberalización de los visados;

-       El desembolso acelerado de los 3 000 millones de euros y financiación adicional destinada al Mecanismo para los refugiados en favor de los sirios;

-       La preparación de la apertura de nuevos capítulos en las negociaciones de adhesión;

-       La posibilidad de establecer en Siria zonas que sean más seguras; y por último

-       Reasentar los refugiados sirios en una proporción de uno por uno.

Esta Europa plantea devolver refugiados a Turquía donde, como ya hemos visto a través de algunos medios de comunicación, éstos son apaleados o no tienen garantizada la “no devolución” a otro estado donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o de sus opiniones políticas” 

Dejando al margen algunas consideraciones como la de hablar de “migrantes” cuando realmente estamos ante una afluencia de refugiados y la cuestión de condicionar las relaciones políticas bilaterales al control  de fronteras exteriores de la UE; este acuerdo es, aparte de contrario al derecho comunitario y el resto del ordenamiento internacional, claramente lesivo a los intereses de la propia Unión Europea. Esta Europa plantea devolver refugiados a Turquía donde, como ya hemos visto a través de algunos medios de comunicación, éstos son apaleados o no tienen garantizada la “no devolución” a otro estado donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o de sus opiniones políticas” (Art. 33 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, hecha en Ginebra el 28 de julio de 1951). Este, no hay que olvidar, es un principio casi sagrado del derecho de asilo y refugio. Aparte de estas consideraciones, el acuerdo con Turquía que ahora anuncia la UE que va a rebajar en sus términos más polémicos, el acuerdo no puede seguir adelante por las siguientes razones:

-       Contraviene los pilares básicos de la propia Unión Europea y conculca derechos reconocidos por la Carta de los derechos fundamentales de la UE como el de asilo (art.18) y el de protección en caso de devolución y expulsión (art.19), que prohíbe las expulsiones colectivas.

-       Europa ofrece una clara imagen de debilidad en el panorama internacional al ser incapaz de gestionar primero, la llegada masiva de un flujo de refugiados, gestionar después unas condiciones de recepción y acogida dignas y, por último, proteger sus fronteras exteriores sin acudir a la colaboración de terceros estados.

-       Externalizar las fronteras exteriores de una manera tan clara y patente, sienta un peligroso precedente para el futuro ya que existen otros estados limítrofes en las frontera sur que podrían tomar nota de negociaciones de este tipo y comenzar a realizar exigencias en el plano de las relaciones bilaterales. Me estoy refiriendo claramente al caso de Marruecos.

-       No hay que olvidar que Europa nace de un ideal de solidaridad y para superar las heridas que había producido la Segunda Guerra Mundial. En un panorama actual de profunda insolidaridad, auge de partidos xenófobos y de extrema derecha, resulta ciertamente preocupante avalar este tipo de iniciativas, apoyadas por otro lado por estados que paradójicamente han sido los más beneficiados por la libertad de circulación que ahora pretenden cercenar.

 En definitiva, esta Europa nuestra tiene que definir su propia política en lo que respecta al reto complicado que tiene delante y hacerlo de una manera créíble y solvente y sin ofrecer la lamentable imagen de estos días atrás. Nos jugamos mucho y en ello está nuestro prestigio internacional, del que hay muchos ojos pendientes. Como los había puestos en aquella vieja Roma que se desmoronaba entre luchas internas, guerras y crisis estructurales.

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