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Una
de las tareas claves y más complicadas en el proceso de determinación de la
condición de refugiado es la valoración de las pruebas o "evidence
assesment". Dado que para acreditar que se es refugiado no se exige una
prueba plena sino que basta con aportar "indicios", el profesional
que se enfrenta a esta tarea debe hacerlo con la mente abierta. En este arduo
proceso debemos afrontar algunos desafíos:
- - Carencia de una clara regulación.
- - Diferencias de aplicación entre los distintos estados.
- - Dificultad para conseguir la prueba en este contexto.
- - Lejanía del contexto socio-cultural del solicitante de protección.
- - Debe evaluarse el riesgo pasado y el futuro.
- - Del proceso se derivan consecuencias cruciales para la persona.
En
este punto, resulta clave el artículo 4 de la reiteradamente mencionada DIRECTIVA2011/95/UE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 13 de diciembre de 2011 por
la que se establecen normas relativas a los requisitos para el reconocimiento
de nacionales de terceros países o apátridas como beneficiarios de protección
internacional, a un estatuto uniforme para los refugiados o para las personas
con derecho a protección subsidiaria y al contenido de la protección concedida.
En
esta misma línea, resultan herramientas de la gran utilidad la Guía Práctica
sobre valoración de las pruebas editada por la EASO (European Asylum Support
Office) en marzo 2015 y las Plantillas sobre Valoración de las pruebas que
podéis encontrar en el siguiente enlace. Al mismo tiempo, la utilización de
"checklists" puede ser igualmente muy recomendable.
El
proceso de valoración de las pruebas se desarrolla en 3 etapas:
- 1 Recopilación de la información.
- 2 Valoración de la credibilidad.
- 3 Evaluación del riesgo.
Se
trata de un proceso dilatado en el tiempo. Como podrán imaginar, no lleva unos
minutos. Por otro lado, la falta de tiempo es un hándicap importante por lo que
la utilización eficiente del tiempo es más que necesario. Es posible que en la
mayoría de los casos y ante la falta de pruebas, la entrevista se revele como
una herramienta imprescindible. En dicha entrevistar hay que determinar con
claridad los hechos sustanciales. Estos hechos deben estar conectados con la
definición de refugiado que ya vimos en la anterior entrada. El transcurso de
la entrevista debería seguir el patrón que vemos en la figura de más abajo:
desde un carácter abierto nos dirigimos a preguntas cerradas (picos de la
entrevista) que deberán coincidir con esos hechos relevantes que previamente ya
hemos identificado. En todo caso, debemos tener en cuenta algunos factores como
crear un ambiente favorable al diálogo y la importancia de la escucha activa.
Fuente: wikimedia |
En la próxima entrada, explicaré de manera algo más detallada las 3 etapas del proceso de valoración de las pruebas.
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