martes, 19 de enero de 2016

Migraciones ¿Un prioridad para las Agendas del 2016?



A pesar de la constante llegada de refugiados hacia nuestras costas europeas, de los numerosos conflictos bélicos que tienen lugar en estos momentos en diferentes partes del planeta y del éxodo de trabajadores que provoca la ya dilatada crisis económica, parece que la cuestión migratoria no ocupa aún el papel determinante que debiera en las agendas políticas de los diferentes gobiernos europeos. Se acerca el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) y en esta cumbre ya se apunta a que una de las principales amenazas a las que se enfrenta el mundo es la derivada de la migración involuntaria a gran escala, dado que unos 60 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus países de origen como consecuencia de conflictos armados. Esto ha llevado al planeta a tener hasta un 50% más de migrantes forzosos que al término de la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué hacen los diferentes gobiernos europeos para dar respuesta a este desafío? La respuesta es bien poco o nada. En primer lugar, se continúa sin ofrecer una respuesta apropiada al reto que plantea la acogida de refugiados, principalmente de Siria, en países europeos. Se actúa de manera torpe, lenta y muy condicionada por una opinión pública muy dividida entre sentimientos de solidaridad y miedo al que viene de fuera. Se está fallando en la atención a pie de playa en las principales costas de llegada de estos flujos; fundamentalmente, Italia y Grecia. En muchas ocasiones, incluso las tareas de rescate son asumidas por voluntarios y organizaciones no gubernamentales. No está funcionando el reparto de refugiados entre los diferentes países que conforman la Unión Europea, pese a haberse alcanzado ya acuerdos al respecto. Al final, lejos de establecerse mecanismos específicos de coordinación y reparto de cargas, impera una especie de norma no escrita en la que los países con mayores flujos migratorios y de refugiados deben asumir éstos con sus propios medios y recursos. Tampoco hay que perder de vista las recientes campañas mediáticas asociando la llegada de refugiados a un hipotético aumento de la delincuencia, lo que apunta a una más que probable externalización del "problema" pasando el testigo a terceros países como Turquía, a cambio de importantes concesiones. 

Tampoco debemos olvidar la cuestión de la emigración desde Europa hacia otros países y dentro de la propia Europa, generada fundamentalmente por el desempleo o las importantes diferencias salariales entre países de la propia Unión. La emigración es la otra cara de la moneda y debe ser abordada de manera global e integral junto con las políticas inmigratorias. Además, plantea toda una serie de nuevas problemáticas a las que hay que dar una respuesta adecuada como hemos podido ver en las recientes Elecciones Generales celebradas en España en las que un importante número de personas residentes en el exterior se quedaron sin poder ejercer su derecho al voto.

En definitiva, la cuestión migratoria ocupa una parte importante de las portadas de los periódicos y cabeceras en los medios de comunicación pero esto no se traduce de manera proporcional en las Agendas políticas de los gobiernos. Las migraciones, lejos de verse frenadas por la construcción de vallas, muros y establecimiento de medidas disuasorias, mantienen su ritmo constante y este se verá incrementado según afirman los expertos. 

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