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Comenzamos
una nueva semana todavía con la resaca de la última reunión del Consejo Europeo
de los pasados días 18 y 19 de febrero, en la que los jefes de estado y de
gobierno acordaron un régimen especial para el Reino Unido dentro de la propia Unión
Europea. Reino Unido siempre ha sido una rara
avis dentro de la Unión que ya de por sí disfruta de una serie de
privilegios tales como mantener su moneda propia, no participar en el acervo de
Schengen, ejercer controles fronterizos así como inaplicar toda una serie de
actos y disposiciones relativas a la cooperación policial y judicial, entre
otros. Ahora ha ido un poco más allá a través del último acuerdo alcanzado
sacralizando esta especie de excepcionalidad y abriendo la puerta a que otros
estados puedan adoptar posiciones similares. Esto supone un ataque en toda
regla a la línea de flotación de los principios y valores sobre los que se
comenzó a construir la Unión. ¡Qué diría Robert Schuman si levantara la cabeza!
La Unión Europea surgió de las cenizas que dejó la Segunda Guerra Mundial, para
superar los rencores de la contienda y con el claro objetivo de avanzar hacia
un modelo político federal a través de la previa unión económica. Hoy por el
contrario, surgen numerosas voces en el seno de la Unión que incitan a una
clara tendencia aislacionista y a la reafirmación de las soberanías nacionales,
de las que el Reino Unido es su máximo exponente. Esto, como ya dije, socava de
manera peligrosa los pilares de la Unión Europea por diversas razones:
- Contradice claramente el
principio de no discriminación del artículo 21 de la Carta de derechos
fundamentales de la Unión Europea por el que: Se prohíbe toda discriminación por razón de nacionalidad en el Ámbito
de aplicación del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea y del
Tratado de la Unión Europea y sin perjuicio de las disposiciones
particulares de dichos Tratados.
- Habilita a los estados para
introducir reservas y excepciones en futuros acuerdos y tratados que se
celebren en el seno de la Unión, en función de intereses particulares nacionales.
Los Tratados de la Unión Europea llevan implícitos un proceso gradual de
cesión de soberanía.
- Resulta paradógico que en clave
nacional se apele a la unidad mientras que en el ámbito comunitario se
permita a los distintos estados tomar decisiones unilaterales. Esta
política no puede más que alentar las ansias independentistas de
determinados territorios dentro de la UE, privándose a ésta de argumentos
para contrarrestarlas. Tenemos los ejemplos de Escocia Y Cataluña.
- Se trata de una decisión profundamente
injusta, insolidaria y ajena a cualquier principio de equidad. Un proceso
de integración implica consecuentemente cesiones ya que, del mismo modo,
el Reino Unido se beneficia en muchos aspectos de su pertenencia a la
Unión.
- Se
produce una involución grave en el proceso de integración introduciendo
nuevamente la figura del ciudadano extranjero, sujeto titular de menos
derechos, en detrimento de la ciudadanía comunitaria que se equipara en
derechos a los ciudadanos nacionales.
- El
Acuerdo da la espalda a la realidad ya que lo cierto es que cientos de
miles de ciudadanos británicos residen en otros países de la UE. Sin ir
más lejos, en el año 2015 residían en España 280.346 ciudadanos de aquel
país con certificado de registro. Según algunas estimaciones, más de
800.000 son los británicos que viven en los llamados despectivamente “PIGS”
(Portugal, Irlanda, Grecia y España).
- Especialmente
graves son las restricciones que se introducen la libertad de circulación
dentro de la Unión Europea, principio básico de la misma, y al acceso a
beneficios sociales en igualdad de condiciones que los nacionales del
estado miembro. Dichas restricciones se construyen bajo una falsa premisa
de abuso de derecho.
"Lo cierto es que cientos de miles de ciudadanos británicos residen en otros países de la UE".
En
definitiva, este Acuerdo es un mal augurio y no presagia nada bueno para el
futuro más inmediato de la Unión Europea. El Primer Ministro británico David
Cameron ya ha fijado la fecha, el 23 de junio, para celebrar el referéndum
sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Hay que esperar al
resultado y además el pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la UE pero el
daño en la misma ya está hecho. Igualmente, en dicho Consejo se tomaron algunas
importantes decisiones sobre Migraciones pero eso ya es materia de una próxima
entrada.
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